sábado, 7 de febrero de 2009

Sólo a veces...

Por nuestra vida pasan continuamente personas que carecen de verdadera importancia. Personas que, al principio, pueden parecernos interesantes y con las que pasamos algún que otro rato agradable. Personas que, llegado un momento, desaparecen sin mediar palabra y nos dejan igual que antes. Y es en ese momento cuando descubrimos que, en realidad, no merecían la pena.

Y a veces, sólo a veces, aparece alguien que nos agita de verdad. Algo se remueve en nuestro interior y nos sugiere que dejemos de buscar. Y aún en menos ocasiones, a esa persona le ocurre lo mismo y, como si de una película se tratase, nos corresponde.

Hace poco, alguien me contó una historia. La historia de unos días mágicos en compañía de esa persona que había hecho mella en su interior. Días inolvidables que, desgraciadamente, terminaron muy pronto, ya que la distancia los mantiene separados.

Pero sé que, pase lo que pase, él estará siempre ahí, esperándola, resignado. Y lo sé porque, por un instante, vi un brillo de emoción en sus ojos.

(La primera entrada de mi nuevo intento en el mundo blogger es para ti. Porque me descubriste una faceta tuya que no conocía. Porque me conmoviste con tu relato y me dejaste impresionada. Ojalá cambiase esa situación y consiguieses estar a su lado cada segundo. Mientras tanto, aquí habrá siempre una amiga para que compartas con ella lo que te inquieta...)

Quizás algún día llegue mi turno...

Una segunda oportunidad

No me gustaba el blog. No me gustaba nada de lo que había escrito aquí. Voy a darme una segunda oportunidad a mí misma, voy a intentar escribir algo que merezca un poquito la pena.

Vamos a empezar de cero...